1950 fue el año en el que La Rose vio la luz, mientras Matisse ganaba el primer premio de la Biennale de Venecia y era inventado el Lycra. Una rosa sencilla, sin demás florituras, simplemente acompañada por una fresca salida y una dosis extra de almizcle. Un aroma que destaca por esa elegancia tan francesa, tan natural, tan me he puesto lo primero que he encontrado pero estoy divina. Porque en realidad, una buena rosa tampoco es que necesite nada más para brillar por sí misma. La Rose es esa fragancia de rosa pura, que es más difícil de lo que parece de encontrar.