Huyendo de la masificación que empezó a sufrir Saint Moritz, los aristócratas y la gente de bien de la época empezó a refugiarse en Megève, un pequeño pueblo francés muy próximo a la frontera con Suiza. Allí fue invitado Albert Fouquet, creador de los perfumes de Eight & Bob, por su amigo Nicolas a una de las cenas que organizaba. Allí, Fouquet, conoció a una bellísima joven austríaca llamada Annicke, hija de un banquero y una noble húngara. Con ella pasó una noche de deliciosa conversación y deseos de volver a encontrarse que quiso plasmar en un perfume a su vuelta a París. Así nació Nuit a Megève, clavo, haba tonka, tabaco, vetiver, almizcle… para un acorde lleno de recuerdos imborrables.