Durante los años 50, por todas partes se enseñaba una mujer más fría, algo arrogante, eran los años de las perlas y los tacones altos. Así lo enseñaban también películas como ‘Desayuno con diamantes’, ‘Alta Sociedad’ o ‘Cómo casarse con un millonario’, Audrey, Grace o Marilyn, menudo trío de ases. En aquel entorno se creó el snobismo, una nueva manera de ser que para Le Galion olía a rosa, sándalo, almizcle, bergamota, azafrán, azahar y cedro. Snob es una fragancia para esos días rojos que se arreglan desayunando un croissant mirando el escaparate de Tiffany’s.