Un aire seco y con carácter que vio la luz en 1932 y que ahora nos vuelve a llegar con toda su elegancia y saber estar. Salvia, tabaco, ante, anís estrellado, láudano... aquí es donde de verdad se aprecia la verdadera maestría de Violet de que cualquier acorde luzca con sutileza y diplomacia. Un acorde imponente que se vuelve caricia porque ganar en las distancias cortas siempre fue una ventaja.