Un pequeño frasco de perfume encontrado en los archivos de Le Galion olvidado en una caja desde la primera mitad de los años 30. Una fórmula que ha sido puente entre el pasado y el presente. Sándalo, cedro, vainilla, violeta, mirra… resultan en un acorde visionario, como si alguien lo hubiera guardado sabiendo que aún era demasiado moderno para la época. 222 llega a nuestros días con el carácter intacto, un acorde amaderado y envolvente que poco a poco va dejando su dulzura de lado para volverse algo más rudo y salvaje.