El legado de
Miller et Bertaux sigue ampliándose sin perder carácter ni esencia y
Aymara es otro maravilloso ejemplo. Siguiendo con su ímpetu de hacernos viajar, nos llevan a Bolivia, a disfrutar del aroma del
palo santo y a sentirnos purificados con él. Un
cardamomo que aporta toda su chispa, un
comino que añade carácter, una
madera de corcho con su particular frescor y un
incienso delicado que lo envuelve todo, son algunos de los acompañantes que redondean la fragancia y ensalzan el palo santo. A ti solo te queda cerrar los ojos y aspirar.