Olivier Cresp se inspira en una fotografía de Laurent Segretier que captura un recuerdo en marcha, un recuerdo en acción. El fresco dulzor del ruibarbo se rodea de notas verdes y cítricas, algo de pimienta y manzana Granny Smith por el camino, para terminar en un mar de suave vetiver. Como resultado nos regalan un acorde limpio y chispeante, suave pero persistente, como un alegre recuerdo cotidiano al que volver.