Cuando llega el frío del invierno, los jardines y los árboles parecen decidir que es su momento de descansar y se quedan adormilados hasta que los pájaros les anuncian que la primavera se acerca. Es en ese punto, cuando mimetizándose con la humedad del ambiente, las notas amaderadas de Giardino d’Inverno deciden dar lo mejor de sí. Maderas como el Gaiac, Sándalo, Baobab o Cedro, que se alían con toques algo más golosos de anís, mandarina, cardamomo o frutos rojos, para crear acordes totalmente hogareños que nos trasladan a alguna pequeña cabaña cálida perdida en el monte.