Sobre esa chispa que queda después de una fiesta que los asistentes nunca olvidaran. Porque la fotografía de Frederic Lebain es una oda a los rastros de todo aquello que se ha disfrutado y Dora Baghriche-Arnaud consigue hacerlo olor. El dúo de yuzu y pimienta en su versión más chispeante y carismática, sabiéndose los reyes y luciendo para ello, en todo momento acompañados por los perfectos coros de unas cálidas maderas que lo redondean todo. Still Life es esa fiesta que fue y ya es un mito.