Hay algo en Cologne que recuerda a las colonias infantiles de toda la vida. Cierta ligereza, cierta aura etérea, sonriente… Pero cuando van pasando las horas, uno ve que es mucho más que la enésima colonia fresca. Un acorde de petit-grain, angélica, bergamota, naranja amarga y azahar, es lo que utiliza el perfumista Rodrigo Flores-Roux para conseguir ese Santo Grial perfumístico: algo ligero y fresco, pero que dure. Aunque tampoco sería justo quedarnos sólo con esa descripción, porque Cologne enamora a todos los amantes de las fragancias sutiles y delicadas. Algo de magia tendrá.